Ministerio BETANIA Julio 2004 |
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COMPASION "Ustedes son el pueblo de Dios. El los amó y los eligió
como algo suyo. Por tanto, revestíos de compasión, de humildad, de mansedumbre y de paciencia."
Col 3,12
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Despuès que hemos pasado por el desgarrador
sufrirniento de perder un hijo/a, es cuando nos despertamos a la realidad de que no estamos solos en el mundo en pena y en
dolor. Compartimos con muchos seres humanos lo que es tener una perdida, lo que es sufrir, y lo que es la muerte. Cuando al principio nos tuvimos que enfrentar
con esta crisis en nuestras vidas, más o menos en las primeras etapas del dolor, loque
hicimos fue sacar de la poca energía que teníamos, buscar en nuestros recursos intemos para protegernos, y concentrarnos en
la intensidad de nuestra pèrdida. Mientras pasamos por las distintas etapas,
este mirar solamente bacia nuestro dolor nos va llevando a tomar conciencia de que aún estamos en este mundo y que nuestro
hijo/a ya no está con nosotros. Y sin casi darnos cuenta llegamos a la encrucijada
donde tenemos que escoger entre aceptar nuestra pèrdida, o escoger nuestra oscuridad
interna donde pensamos que a lo mejor podemos evitar el sufrimiento. Es entonces que tenemos que decidir entre el llegar a
una sanaci6n o el no aceptarla. Cuando comenzamos a mirar lo que sucede a nuestro alrededor día a día es cuando hemos optado
por la sanaci6n. Y entonces buscamos compasi6n y comenzamos a compartir el dolor con los demás. Mientras que nuestro corazón se va abriendo
y va sanando, tambièn va buscando lo que necesita sanación a nuestro alrededor. Y caemos en la cuenta que por nuestro sufrimiento
y por nuestra pèrdida ahora podemos ser bendición para otros. En lo profundo de nuestro ser nos damos cuenta que hay otros
que tambièn sufren, y su dolor se convierte en nuestro dolor. Podríamos definir
compasión como la apertura que experimenta nuestro corazón ante el dolor de los demás. Y yendo un poco
más lejos, podemos definirla como el sufrir con el otro. Un psiquiatra muy famoso, el Dr. Karl Menninger
estaba una vez dando una conferencia a un grupo de terapistas cuando alguien Ie pregunto: "¿Què se le puede decir a una persona
que siente que está a punto de darle un ataque de nervios?" Los terapistas presentes
esperaban que èl les contestara que buscara ayuda psiquiátrica inmediatamente. Sin embargo, su respuesta fuè: "Yo le diría que saliera de su casa y buscara a una persona que estuviera sufriendo, e hiciera todo lo
posible para ayudarla." El Dr. Menninger comprendía que la compasión era una
calle de dos vías. El que da, recibe, y el que recibe, da. Es más o menos lo
mismo que ocurre cuando abrazas a alguien. Cuando das un abrazo, tambièn tu lo recibes. Esto nos dice que aquel que sufre cuando
se compadece de otro, tambièn es tocado A mi me parece que los seres humanos hemos
nacido con un don maravilloso que nos perrnite sentir el dolor de los demás y el querer aliviarlo. Esto nos convierte en instrumentos de sanación. Una vez que
nos compadecemos de otro, nos damos cuenta que esta compasión se mueve en ambas direcciones, y en la mayoría de los casos
regresa a nosotros en su totalidad. Preguntemonos ahora: ¿En què forma nuestro dolor nos ha permitido darnos cuenta del dolor de los demás?, ¿ Què
nos ha enseñado nuestro propio dolor sobre la compasión? ¿Me lleva esa compasión
a hacer algo por los demás?
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Elaine M. Syfert
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