Ministerio BETANIA

DICIEMBRE 2005













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INDICE

EL GOZO DE NACER Y RENACER:

ADVIENTO Y NAVIDAD
















                           En la experiencia de nuestro existir hay dos realidades que se entrelazan en forma muy interesante y vigorosa: el nacer y el morir. Sí, podría decirse que entre ambos polos se desenvuelve nuestra vida. Pero si profundizamos un poquito más nos damos cuenta de que no es un trayecto entre dos momentos claves, sino que toda nuestra vida transcurre en un nacer, morir y renacer. Es la dinámica de la renovación, el crecimiento y por que no decirlo?, de la esperanza.

 

                           El Santo Tiempo de Adviento se define como tiempo de alegre y gozosa espera, porque nos prepara al nacimiento más importante de la historia, el de Nuestro Señor Jesucristo, nos prepara a la encarnación del Hijo de Dios en las entrañas virginales de nuestra Madre, Maria Santísima para realizar el proyecto de nuestra redención. El Adviento nos prepara a la Navidad durante cuatro semanas llamándonos y motivandonos a comprometernos en el morir y renacer, es decir, en nuestra propia conversión. Morir a todo aquello que es colina, obstáculo, entre el Señor y nosotros, a  nuestros pecados, incredulidades, faltas de honestidad, paciencia, y renacer con un nuevo espíritu, llenando nuestros vacíos con la gracia  y el amor de Dios.

 

                             La Iglesia que es Madre y Maestra nos presenta en este tiempo una estructura de lecturas y temas bíblicos que nos quiere llevar de la mano a través de un proceso dinámico de conversión que transforme nuestros corazones en pesebres de virtudes cristianas donde pueda renacer el Niño Dios. Así, pues, la primera semana de Adviento nos llama a estar vigilantes porque el Señor  viene. Es un llamado a realizar un examen de conciencia, a mirar a nuestro interior y preguntarnos, cuales son nuestras deficiencias, pecados, defectos, aquello que nos aparta de Dios y de los hermanos y tomar conciencia de las áreas de nuestras personas en las que tenemos que trabajar para crecer como verdaderos seguidores de Jesús.

              

                            La segunda semana de Adviento está dominada por el grito de Juan el Bautista: !Preparen el Camino del Señor@. Es decir, ya no se trata de mirar hacia nuestro interior para descubrir en que aspectos tenemos que mejorar o cambiar, sino que ahora se trata de mirar hacia afuera y tomar decisiones, propósitos. Si ya en la primera semana hemos -con la luz del Espíritu Santo- descubierto lo que tenemos que cambiar y mejorar en nosotros, ahora en la segunda semana se trata de pasar a la acción y empezar con hechos concretos. Se trata realmente de preparar nuestro camino al Señor.


                              La tercera semana de Adviento está dominada por el gozo y la alegría de la cercanía del Señor. Por eso en la tradición de la Iglesia se llama Gaudete, que en latín significa Gozo. Es el gozo que brota del esfuerzo sincero y comprometido de nuestra conversión realizado en las dos primeras semanas. Se siente la paz de Dios que se abre paso en nosotros, porque usando bien  nuestra libertad le hemos abierto las puertas de nuestro ser, con nuestra voluntad de cambiar nuestra vida conforme a su santa voluntad.

 

                                   Y por fin la cuarta semana de Adviento ya se centra en la Encarnación:  La Navidad. Llega el Niño Dios, el Santo de Israel. Cada Navidad mis hermanos y hermanas está llamada a ser un renacimiento en nosotros de ese Dios que ha nacido hace dos milenios en nuestra historia, que nace, renace y vive en la Iglesia día a día y que nace y renace en nosotros en todos los momentos de la vida. Navidad no es solo regalar y decorar, no solo es subir unas libras de más por las golosinas tradicionales de la época. Navidad es abrir el corazón a Dios y por ende al hermano. Que esta navidad mis queridos hermanos de Betania sea para ustedes y para mí, una experiencia más de un renacimiento profundo de Cristo en nuestros corazones, en nuestros hogares y todas nuestras familias.

 

                                       Con el cariño y respeto de siempre, les bendice

                                        su hermano en Cristo,

 

                                                                        

 

                                                 P.Eduardo Jimenez

                                                Director Ministerio Familiar
















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