Aunque
Miami es casi un eterno verano, los meses de Julio y Agosto son como el corazón de ese tiempo caluroso, que no solo nos trae
la intensidad del sol y la lluvia y el peligro de los huracanes, sino también en muchos casos las tan merecidas vacaciones,
las visitas de hijos y nietos, festejos y en relación con todo esto y ¿por qué no?, los recuerdos.
En nuestra vida solemos vivir entre las coordenadas temporales del
pasado, presente y futuro. El presente muchas veces nos remite a memorias pasadas y en base a esa combinación del presente
y el pasado luchamos no solo por tejer día a día ese presente, sino por construir nuestro futuro. Dice el dicho que recordar
es volver a vivir, y es cierto - con tal que recordemos en forma positiva llena de paz y aceptación. Al volver a vivir
con el recuerdo puede volver a nosotros la experiencia del dolor porque la vida, como el amor, no están exentas del dolor.
Nada más cierto que quien ama sufre, porque el amor no conoce la indiferencia.
Ustedes, mis queridos hermanos y hermanas de Betania, que han atravesado
la experiencia de la pérdida de ese tesoro tan precioso que es un hijo(a), podrán, en este tiempo veraniego sentir la visita
de los recuerdos de sus seres queridos de una forma especial. Dicen que el tiempo lo cura todo, pero el tiempo por si solo,
no hace nada. Lo que ayuda realmente es lo que nosotros hacemos con el tiempo.
Alain Giacchi sugiere cuatro pasos para procesar el dolor de la pérdida
a traves del tiempo:
aceptar la pérdida, procesar el dolor,
aprender a vivir sin esa persona tan querida, y recuperar el interés por la vida y por los vivos”.
1.
Aceptar la pérdida es la cosa más
dificil. Aceptar con la cabeza es fácil, lo difícil es aceptar con el corazón.
Es normal que uno se rebele contra esta dura realidad, necesitamos tiempo. Hablar
de la pérdida, contar las circunstancias de la muerte, visitar el cementerio...todo esto puede ayudar poco a poco y con mucho
dolor a ir aceptando el hecho de la muerte. Sabrás que has podido dar este paso
cuando pierdas toda esperanza de recuperar a tu hijo o hija en esta vida. Será
entonces el momento de la verdadera despedida provisional.
2.
Procesar el dolor y todas las emociones
que lo acompañan es importante. Hay personas que nos dicen: ATienes que ser fuerte@.
No les hagas caso. No escondas tu dolor.
Comparte lo que te está pasando con tu familia, amigos de confianza...No te guardes todo para ti por miedo a cansar
o molestar. Busca aquellas personas con las cuales puedes expresarte tal y como estás. Si no quieres compartir o mostrar tus
emociones a otros, no tienes por qué hacerlo, pero debes buscar otras maneras de dar salida y vivir tus emociones en privado.
3.
Aprender a vivir sin la persona querida. Recuerda que hay tiempo para todo, para sentir y vivir el duelo, pero también para hacer, para ocuparte de las muchas
actividades de la vida cotidiana. Aunque sientas que el mundo se ha parado para ti, también es cierto que la vida sigue con
sus muchas y quizás nuevas exigencias. Una actitud adecuada seria aquella que
busca un cierto equilibrio entre el sentir y el hacer.
4.
Recuperar el interés por la vida y por los vivos. Llega un momento es que sabes que es necesario dejar el dolor y el pasado. La vida te espera llena de nuevas posibilidades En cierto modo, nunca te recuperas de una pérdida tan significativa como la de un
hijo(a), porque ésta inevitablemente te cambia. Tú puedes escoger si ese cambio
será para vivir peor o mejor. Con tu fe en Cristo, es obvio que el cambio debe ser para mejor, teniendo en cuenta que nuestra
certeza en la resurrección nos mantiene en la esperanza del feliz reencuentro con nuestros seres queridos en luz eterna de
nuestro Dios amoroso. Que este verano, junto con el calor y los recuerdos, nos traiga una reafirmación de nuestra aceptación,
consuelo, paz y esperanza.
Aunque Miami es casi un eterno
verano, los meses de Julio y Agosto son como el corazón de ese tiempo caluroso, que no solo nos trae la intensidad del sol
y la lluvia y el peligro de los huracanes, sino también en muchos casos las tan merecidas vacaciones, las visitas de hijos
y nietos, festejos y en relación con todo esto y ¿por qué no?, los recuerdos.
En nuestra vida solemos vivir entre las coordenadas temporales del pasado, presente y futuro. El presente muchas veces
nos remite a memorias pasadas y en base a esa combinación del presente y el pasado luchamos no solo por tejer día a día ese
presente, sino por construir nuestro futuro. Dice el dicho que recordar es volver a vivir, y es cierto - con tal que
recordemos en forma positiva llena de paz y aceptación. Al volver a vivir con el recuerdo puede volver a nosotros la experiencia
del dolor porque la vida, como el amor, no están exentas del dolor. Nada más cierto que quien ama sufre, porque el amor no
conoce la indiferencia.
Ustedes, mis queridos hermanos y hermanas de Betania, que han atravesado la experiencia de la pérdida de ese tesoro
tan precioso que es un hijo(a), podrán, en este tiempo veraniego sentir la visita de los recuerdos de sus seres queridos de
una forma especial. Dicen que el tiempo lo cura todo, pero el tiempo por si solo, no hace nada. Lo que ayuda realmente es
lo que nosotros hacemos con el tiempo.
Alain Giacchi sugiere cuatro pasos para procesar el dolor de la pérdida a traves del tiempo:
aceptar la pérdida, procesar el dolor, aprender a vivir sin esa
persona tan querida, y recuperar el interés por la vida y por los vivos”.
1. Aceptar la pérdida es la cosa más dificil. Aceptar con la cabeza es fácil, lo difícil es aceptar con el corazón. Es normal que uno se rebele contra
esta dura realidad, necesitamos tiempo. Hablar de la pérdida, contar las circunstancias
de la muerte, visitar el cementerio...todo esto puede ayudar poco a poco y con mucho dolor a ir aceptando el hecho de la muerte. Sabrás que has podido dar este paso cuando pierdas toda esperanza de recuperar a tu
hijo o hija en esta vida. Será entonces el momento de la verdadera despedida
provisional.
2. Procesar el dolor y todas las emociones que lo acompañan
es importante. Hay personas que nos dicen: ATienes que ser fuerte@. No les hagas caso.
No escondas tu dolor. Comparte lo que te está pasando con tu familia,
amigos de confianza...No te guardes todo para ti por miedo a cansar o molestar. Busca aquellas personas con las cuales puedes
expresarte tal y como estás. Si no quieres compartir o mostrar tus emociones a otros, no tienes por qué hacerlo, pero debes
buscar otras maneras de dar salida y vivir tus emociones en privado.
3. Aprender a vivir sin la persona querida. Recuerda que hay
tiempo para todo, para sentir y vivir el duelo, pero también para hacer, para ocuparte de las muchas actividades de la vida
cotidiana. Aunque sientas que el mundo se ha parado para ti, también es cierto que la vida sigue con sus muchas y quizás nuevas
exigencias. Una actitud adecuada seria aquella que busca un cierto equilibrio
entre el sentir y el hacer.
4. Recuperar el interés por la vida y por los vivos. Llega un
momento es que sabes que es necesario dejar el dolor y el pasado. La vida te espera llena de nuevas posibilidades En cierto modo, nunca te recuperas de una pérdida tan significativa como la de un hijo(a), porque ésta
inevitablemente te cambia. Tú puedes escoger si ese cambio será para vivir peor
o mejor. Con tu fe en Cristo, es obvio que el cambio debe ser para mejor, teniendo en cuenta que nuestra certeza en la resurrección
nos mantiene en la esperanza del feliz reencuentro con nuestros seres queridos en luz eterna de nuestro Dios amoroso. Que
este verano, junto con el calor y los recuerdos, nos traiga una reafirmación de nuestra aceptación, consuelo, paz y esperanza.
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