Ministerio BETANIA

JUNIO 2007













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AÑO  VIII  NUMERO 5              
















                        EL DIA DE LOS PADRES

 

 

Junio nos trae la bella celebración del día de los padres. Hace varios años, con motivo de este día dediqué una poesía a mi padre que empezaba así:

 

“Día querido y menguado, otro día te ha opacado

sin disgusto por tu parte,

pues tu corazón comparte con amor viril y delicado

el amor nunca agotado de los hijos a la madre.”

 

Y es que en verdad el día de las Madres se lleva el premio, tiene mucho más peso, popularidad, hasta el punto de que el día de los padres muchas veces queda un poco de lado.  Hay una expresión que no me agrada mucho y es la siguiente: “madre es una sola, padre, cualquiera”. Habría que enmendar esto diciendo que mal padre es cualquiera, pero un buen y auténtico padre, no lo es cualquiera. Por eso hoy hacemos justicia honrando a todos los padres. A los buenos por todos sus sacrificios, su amor, su entrega, su responsabilidad, por ser de alguna forma continuadores del espíritu y vocación del Patriarca San José, cabeza de la Sagrada Familia donde creció Jesús, Nuestro Redentor. Y a los padres que no son tan buenos, un recuerdo y llamado, para que aprendan a asumir su responsabilidad con amor y gratitud a Dios por el gran don de tener hijos.

 

Pero aquí no vamos a hablar de los padres en general. Como sabemos, este es el Boletín de Betania para padres que han perdido hijos. Este día reviste una forma singular de experiencia en ustedes, una mezcla de sentimientos que solo ustedes pueden testimoniar. El padre que tuvo un solo hijo, experimenta un profundo sentido de ausencia, pérdida, posiblemente sanado con el bálsamo de una profunda fe y esperanza en la vida eternal y en la comunión espiritual con el hijo ausente. El padre que tiene otros hijos, siempre va a sentir el dolor de la pérdida porque para un padre cada hijo es único e irrepetible y por tanto, profundamente amado.

 

En verdad, “amar al otro  es renunciar a poseerlo, incluso muerto; renunciar a que vuelva, descubrir que sigue estando ahí, en un silencio que ya no nos causa pavor, en un desierto que se hace acogedor de lo más valioso que tenemos, lo esencial de lo que permanence cuando ya no se puede nada”.(Jean-Yves Leloup). Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos. “Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos” (Hellen Keller)

 José Luis Martín Descalzo cita la frase de Platón,”Nada de cuanto sucede es malo para el hombre bueno”, y a continuación comenta: “Puede el dolor acorralarnos, pero no emponzoñarnos. Puede la injusticia agredirnos, pero no violarnos.  Puede la frivolidad escupirnos, pero no ahogarnos, Sólo la propia cobardía puede conducirnos al desaliento y con él, envenenarnos”(Razones para la esperanza, pags:78-79). Por eso es muy importante para todos, pero especialmente para ustedes, padres de Betania aprovechar esta experiencia profunda y dolorosa como un reto a vivir lo que nos muestra el apóstol Pablo en el siguiente texto:

 

Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi. y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.”

(Ga 2, 19-20)

 

Tu vivirás siempre en el corazón de tu hijo/a y el/ella vivirá siempre en tu corazón. Vivirás en el amor paternal y si tu fe se centra en la fe trinitaria del Padre que te abraza y sostiene siempre, en el Hijo Jesucristo que vive en Tí y te ama sosteniéndote con su gracia y el Espíritu Santo que alienta tu fe, tu esperanza, tu amor, que te une a los tuyos y a Dios, que te pacifica y consuela, entonces tendrás el día de los padres más hermoso y que nadie te podrá robar. Dios te bendiga y te conceda un muy Feliz día de los Padres.

 

Tu hermano en Cristo,
















P. Eduardo Jimenez

Director del Ministerio de Familia