Ministerio BETANIA ENERO-FEBRERO 2008
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AÑO IX NUMERO 1 |
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“CUARESMA TIEMPO DE
SANACION”Con el Miércoles de Ceniza
hemos comenzado una vez más uno de los tiempos más importantes de todo el año cristiano: El
Tiempo de Cuaresma son cuarenta días de preparación al acontecimiento central de nuestra Fe: La Pasión, Muerte y Resurrección
de Nuestro Señor Jesucristo, que podemos resumir con una sola palabra: Pascua. La Pascua es el paso de la muerte a la vida
en Cristo Redentor. Esos cuarenta días tienen sus raíces en los cuarenta años que peregrino el pueblo hebreo guiado por Dios hacia la tierra prometida. Jesús se retiró también por cuarenta días al desierto
antes de comenzar su vida pública como redentor.
La Cuaresma es como un resumen de toda la vida humana, con sus altos y bajos, con sus retos, tiempos buenos y tiempos
malos, aciertos y desaciertos, pérdidas y sanación. Ustedes, mis queridos hermanos de “Betania”,
pueden encontrar un eco muy profundo en este tiempo de gracia y conversión, porque
Cuaresma es tiempo de sanación. Ustedes han enfrentado la experiencia dolorosa de la pérdida y necesitan continuamente esa
gracia de fortaleza y sanación que solo proviene de Dios.
La Cuaresma es como un peregrinar cuesta arriba hacia ese monte de la Semana Santa, donde acontece el drama de la gran
pérdida de Jesús por muerte en cruz, pero esa muerte, esa gran pérdida, se ve compensada con la gloria de la resurrección.
Jesús resucita, asciende al cielo y nos envía el don del Espíritu Santo. Durante
la Cuaresma nos entrenamos para el dolor, la cruz, la pérdida, profundizando en nuestra fe, en nuestra propia conversión,
abriendo el corazón al Santo Espíritu para que El contando con nuestra libertad, evangelice esas áreas de nuestra persona
que aún no son cristianas. En realidad nuestra conversión nunca termina, necesitamos vivir siempre en la dinámica de conversión. Quizás
me preguntes que relación tendría la conversión con la experiencia del dolor de los padres que han pérdido un hijo.¿Es acaso
pecado experimentar semejante desventura?. Y te contesto que por supuesto que
no. Al contrario. Dios seguramente
les ama mucho más a ustedes o les entiende muchísimo mejor, porque en el misterio inescrutable de Dios Padre ha existido la
experiencia de pérdida del Hijo Crucificado. Pero la respuesta está en la necesidad de purificar nuestra fe y robustecerla
mediante la conversión, que nos acerca más a Dios, nos llena de su gracia, nos capacita para escuchar al Espíritu Santo y
por tanto nos capacita más para cargar con la cruz de la pérdida con un sentido de esperanza.
María Santísima, “La Madre Dolorosa” es la gran maestra de la Cuaresma. Maestra de conversión, maestra
en el don de afrontar la pérdida de su Hijo sin dejarse llevar por la desesperación. Dios no la ignoró ni la olvidó. Jesús resucitó y ascendió al cielo y en su momento la elevó a ella en la Asunción para
contemplar gozosa y eternamente la victoria de su hijo amado Jesucristo. Tú, hermano o hermana de Betania, contempla en Maria,
la madre cuyo corazón ha sido traspasado por una espada de dolor, al igual que a ti esa espada te ha herido el alma. Confía en Maria, encomiéndate a ella. Pídele que te alcance de Jesús la gracia de la
conversión que sana, que sana ese profundo dolor de la pérdida, para poder experimentar en espíritu de esperanza, la paz y
el amor que Dios te quiere dar. Sube al monte de la Semana Santa ejercitándote durante la Cuaresma en el fortalecimiento y
purificación de tu fe para que este año mueras de forma especial con Jesús en el Viernes Santo a todo aquello que ensombrece
tu relación con Dios y resucites con él realmente con un corazón nuevo y un espíritu nuevo en la Pascua, que te permita afrontar
tu pérdida con un nuevo sentido de paz, amor y esperanza.
Que Dios Padre les enseñe desde su experiencia de la muerte de su Hijo, a asumir su propio dolor, que el Hijo, por
intercesión de María Dolorosa les alcance la gracia de la conversión y que el
Espíritu Santo les enseñe y guíe en ese proceso de conversión que sana, fortalece
y renueva.
Con el cariño de siempre les bendice y les desea una muy feliz Pascua de Resurrección, su hermano en Cristo, |
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P. EDUARDO JIMENEZ Director del Ministerio de Familia
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