Ministerio BETANIA

NOVIEMBRE Y DICIEMBRE 2008













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EL RETO DE VIVIR PARA MORIR Y MORIR PARA VIVIR: ADVIENTO Y NAVIDAD
















El Santo Tiempo de Adviento es uno de los momentos más importantes y dinámicos del Año Cristiano junto con la Cuaresma. Adviento nos prepara a la Navidad: Celebración del comienzo de nuestra redención a traves de la Encarnación del Hijo de Dios en nuestra raza humana a traves del ‘Si’ amoroso y valiente de María Inmaculada, nuestra Madre. Cuaresma nos prepara a la Semana Santa: Celebración del acontecimiento más importante de nuestra vida cristiana: La pasión, muerte y resurrección de Cristo. El Adviento es tiempo de alegre y gozosa espera porque nos llama no solo a celebrar un aniversario más del nacimiento de Cristo, sino a convertirnos y renovarnos de tal modo, que nuestros corazones se transformen en pesebres de justicia y amor donde pueda nacer el Hijo de Dios.

 

Al igual que en nuestra vida, y la revelación de nuestra fe, constatamos la presencia de muchos misterios que nos retan y a la vez nos enriquecen. Nuestra historia redentora se puede contemplar como en un dinamismo de vida que se plenifica en la muerte y muerte que produce la Vida. Esa es la vida de Cristo. Ese Niño Dios que adoramos en navidad va a culminar su misión redentora en el trono de la cruz. De esa muerte en cruz va a brotar la gloriosa victoria de Dios en Cristo, que destruye las cadenas de la muerte y el pecado con su Resurrección. La Natividad culmina en la Cruz, pero la Cruz culmina en la Resurrección y en esa resurrección todos somos bendecidos y herederos de una eficaz y perenne esperanza.

 

Se me ocurre que en estos días de tanto amor, luces, decoración, intercambios de regalos, tarjetas navideñas, cenas compartidas hay también mucha nostalgia y sobre todo las personas que han experimientado el dolor de la pérdida como ustedes, mis queridos padres de Betania pueden sentir esa profunda nostalgia acumulada con tantos recuerdos de aquellos seres entrañables que estuvieron y ya no están. No importa que tanto tiempo haya pasado, ellos siempre están vivos y presentes en el recuerdo y el amor. Y por eso, en forma misteriosa, también siguen vivos en nosotros. Pero también el misterio de nuestra fe nos ilumina y da sentido, al recordar que la muerte también es redentora y que aquí no estamos en forma definitiva, sino que por virtud de los méritos de la Pasión y Resurrección de Cristo, somos herederos de una eternidad que compartiremos con los seres más entrañables, donde ya no habrá límites, ni dolor.

 

Ustedes seguramente habrán experimentado la devastación, el choque, la negación, el enojo, sentimientos de culpa, quejas communes, habrán compartido el dolor de la Virgen  a quien una espada de dolor le traspasó el alma al contemplar a su Hijo sufriendo y muriendo en la cruz. Cada vez que alguién ama, se genera vida, siempre que se perdona, se genera vida, siempre que morimos a nuestro yo, renacemos para el Señor y los hermanos.

 

 Que nuestro dolor se purifique en el amor al ser querido y a nuestro Dios, para que se convierta en vida, que robustezca nuestra fe, y cimiente nuestra paz.

Feliz Navidad

 y que Dios me los bendiga a todos.

 

 

 

 

 

 

 

 


 

Con el cariño de siempre,

 

 

 
















 

P.Eduardo R. Jimenez

Director del Ministerio de Familia